En México y en otros países católicos, el 2 de febrero se celebra el Día de la Candelaria, una fiesta popular de carácter religioso y cultural. En nuestro país responde a la tradición católica y tiene elementos de origen prehispánico, que se traducen en el consumo de tamales.

De acuerdo con Gisela von Wobeser, investigadora emérita del Instituto de Investigaciones Históricas (IIH), quien asegura que se trata de una de las fiestas populares más importantes del catolicismo.

Es festejada por toda la cristiandad, tanto en Oriente como en la Iglesia Romana de Occidente, y en ella convergen tres grandes motivos: el recuerdo del pasaje bíblico de la presentación del niño Dios en el Templo de Jerusalén, que ocurre 40 días después de su nacimiento, acontecido el 24 de diciembre; la purificación de la Virgen María después del parto y la veneración de esta última, en su advocación de Virgen de la Candelaria.

La especialista en historia colonial explica que el vocablo candelaria proviene de candela, cuya definición es vela, por tanto, su connotación está asociada a la luz, la cual dentro del cristianismo tiene un significado simbólico importante: “Siempre se le ha asociado al cielo, a lo divino. Por lo que en el arte plástico a los santos se les representa con una aureola de luz”.

En la actualidad estas costumbres tienen gran significado en la vertiente religiosa.