El COVID-19 tiene sumergido a México en una alarmante crisis sanitaria, que cada día se agrava más, y que hasta ahora registra un acumulado de 1,864,260 casos confirmados desde el primer contagio y 158,536 muertes. Hospitales saturados y cientos de personas desesperadas por conseguir oxígenos para sus familiares enfermos es la escena que a diario se observa en las calles mexicanas.

La instrucción urgente es quedarse en casa, a menos que se estrictamente necesario salir y de ser así, lo básico es portar cubrebocas, guardar la sana distancia y evitar los lugares concurridos.

Pero nada de eso importó este fin de semana en Sinaloa: sin distancia ni preocupación por la pandemia que enmarca actualmente la realidad, unas 5,157 personas se dieron cita en el Estadio Teodoro Mariscal, para presenciar el partido entre México y Colombia, en la inauguración de la edición 2021 de la Serie del Caribe… y entre los asistentes, el gobernador de la entidad, Quirino Ordaz.

Sinaloa está en color naranja en el semáforo epidemiológico federal. Es decir, el riesgo de contagio es alto. Y el pasado viernes las autoridades de la Secretaría de Salud federal advirtieron que la entidad está en riesgo, junto con otros estados, de regresar al color rojo, que significa máximo riesgo. Hasta ahora en ese estado registran la lamentrable cifra de 4,709 muertos por el virus y más de 30,000 casos acumulados desde que inició la pandemia.

No obstante, al precidir la inauguración del evento de béisbol en la casa de los Venados de Mazatlán, el gobernador sinaloense aseguró que en lo que se refería a la seguridad y vigilancia sanitaria, los asistentes a la ocasión habían mostrado una absoluta colaboración y respeto por los protocolos que el estado había implementado en conjunto con el Ayuntamiento.