Desde que irrumpió la pandemia del COVID-19, la preocupación de los mexicanos por su alimentación ha aumentado, y cada vez son más las personas que buscan eliminar sus malos hábitos y seguir una dieta saludable.
Para que el ciudadano pueda contar con una información clara y veraz a la hora de adquirir productos, las autoridades sanitarias y de consumo han iniciado una cruzada contra las empresas que mienten en sus envases, al mostrar en la leyenda información que no se corresponde con los ingredientes reales.
Así, este miércoles se dio a conocer que la Secretaría de Economía y la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) prohibieron la venta de más de 20 marcas de “queso” y “yogurt natural”, que entre otros incumplimientos, venden artículos que no contienen el nivel de leche que indican, o no concuerda el gramaje con la etiqueta.
En este sentido, otra de las medidas que lanzó Profeco fue su nuevo etiquetado, que obliga a las marcas nacionales e internacionales a identificar a través de sellos hexagonales qué productos presentan un exceso de azúcares, de calorías, de grasas saturadas o trans, así como aquellos que cuentan con cantidades elevadas de sodio, cafeína o edulcorantes.
Ingerir de forma regular y en alta cantidad alimentos marcados con estas nuevas etiquetas puede acarrear a largo plazo problemas de salud. A continuación te explicamos los riesgos que existen, de acuerdo a la información que publicó el organismo en la Revista del Consumidor del mes de octubre.
Sellos del nuevo etiquetado
– “Exceso de calorías”: uno de los sellos del nuevo etiquetado es el que señala que el artículo contiene un índice elevado de calorías. Según informó Profeco en la Revista del Consumidor del mes de octubre, la ingesta de estas sustancias en exceso puede derivar en problemas cardiovasculares, colesterol alto, diabetes tipo 2, hipertensión, o apnea del sueño.
Desde la OMS, se propone un consumo diario de entre 1,600 a 2,000 kilocalorías en mujeres, y de 2,000 a 2,500 en hombres.
“Con el tiempo, las calorías en exceso se convierten en grasa corporal, lo que ocasiona aumento de peso, obesidad y un riesgo mayor de enfermedades del corazón y algunos tipos de cáncer”, advierte en su artículo el organismo.
Durante la pandemia del COVID-19, la obesidad ha sido una de las grandes preocupaciones de la Secretaría de Salud, puesto que esta desencadena numerosas enfermedades que complican gravemente la recuperación de un paciente que sufre coronavirus, como son la diabetes, la hipertensión, problemas cardiovasculares o de páncreas. Por ese motivo, se exhorta a la población a evitar los alimentos que presenten una cantidad elevada de calorías, o también de azúcares.
– “Exceso de azúcares”: el consumo de azúcares en el territorio nacional es desorbitado. México es uno de los cuatro países del mundo -con EEUU, Argentina y Chile- que ingiere más refrescos, con un promedio de 1,37 latas de 355 mililitros al día. Además, los alimentos ultra-procesados con alto contenido de azúcares forman parte habitual de la dieta de un mexicano.
El problema principal de los azúcares es que generan sobrepeso y obesidad, que a su vez derivan en otras enfermedades severas, como la diabetes de tipo 2. En el antiguo etiquetado era difícil identificarlos porque venían segregados con diferentes nombres, como jarabe de maíz, glucosa o fructuosa, pero ahora todos se congregan bajo una misma etiqueta.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda consumir 25 gramos de azúcares libres al día. De acuerdo a datos difundidos por Profeso, bebidas como la Coca-Cola Sabor Original de 600 mililitros contiene 63 gramos de azúcar, es decir, 38 gramos más que la cantidad aconsejada por la OMS. Y esa cifra se establece para la población adulta, no para los niños.
“A veces si un niño se toma una lata de refresco está consumiendo más del 60 o 70% del azúcar que tenía que consumir durante todo un día. Darle a un niño un refresco es realmente poner en riesgo su salud”, explicó el doctor Simón Barquera, Director del Centro de Investigación en Nutrición y Salud del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP).
(Foto: Mario Jasso/Cuartoscuro)
– “Exceso de sodio”: en otro de los sellos del nuevo etiquetado se lee “Exceso de sodio”. Aunque la OMS recomienda no tomar más de 2.3 gramos al día, en México se ingieren en promedio 7 gramos diarios, más del triple del valor que promueve el organismo internacional.
La alta presencia de sodio en nuestra dieta puede provocar, entre otros efectos, hipertensión, presión arterial alta, retención de líquidos, problemas en los riñones, accidentes cardiovasculares o disminuir la cantidad de calcio en el organismo.
“El consumo de sodio en exceso incrementa la presión arterial y el riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares”, indica Profeco.
– “Exceso de grasas saturadas”: el principal inconveniente de las grasas saturadas es que elevan el colesterol LDL, es decir el malo. Esto incrementa el riesgo de sufrir en el futuro enfermedades cardíacas o accidentes cerebrovasculares. Además, generan un aumento de peso.
«El consumo de grasas saturadas incrementa los niveles de colesterol, aumentando el riesgo de sufrir ataques cardíacos y otras enfermedades vasculares, explica Profeco.
La OMS sugiere que esta sustancia suponga menos del 10% de la ingesta total de calorías diarias. Es decir, en una dieta de 2,000 kilocalorías, las grasas saturadas no deben superar los 23 gramos.
– “Exceso de grasas trans”: otras grasas que incrementan el nivel del colesterol malo (LDL) son las trans, con el añadido de que a su vez disminuyen el bueno (o HDL). Además de provocar acumulación de colesterol en las arterias, pueden aumentar el riesgo de padecer una enfermedad cardíaca o un accidente cerebrovascular, diabetes y aumento de peso.
Las grasas trans pueden estar presentes de forma industrial (en pizzas congeladas, tartas, galletas, pasteles, aceites de cocina y pastas untables) o ser de rumiantes y estar por ellos presentes en la carne y en los productos lácteos de animales como vacas, ovejas, o cabras.
“No aportan ningún beneficio. Al contrario, aumentan el riesgo de enfermedades del corazón. Son las grasas más dañinas para la salud; no se necesita consumirlas en ninguna cantidad”, aclara Profeco.
Dos leyendas precautorias: cafeína y edulcorantes
Especialmente las bebidas azucaradas incluyen en su receta edulcorantes o cafeína, dos compuestos de los que no existe gran información sobre sus efectos a largo plazo. Por ese motivo, Profeco aconseja no consumirlas en exceso, y para ello lanzó las siguientes leyendas:
– “Contiene edulcorantes, no recomendable en niños”: de acuerdo a Profeco, algunos estudios plantean la posibilidad de que la ingesta de edulcorantes provoca “cambios de apetito y preferencias del gusto, así como cambios en la microbiota intestinal que pueden afectar los niveles de azúcar en la sangre y pueden generar el síndrome metabólico, la resistencia a la insulina, la diabetes y el aumento de peso”. Sin embargo, los resultados de esas investigaciones continúan siendo inconsistentes.
– “Contiene cafeína, evitar en niños”: en cuanto a la cafeína, los menores de edad que la ingieren con frecuencia pueden sufrir dolores estomacales, dificultades para dormir, o para concentrarse, además de que aumentan su frecuencia cardíaca.
“No se cuenta con suficiente información sobre los efectos a largo plazo que ocasiona el consumo de cafeína en niños, por lo que no se recomienda su uso”, agregó el organismo.